“Es hora de mirar hoy al Niño Jesús no en las imágenes bonitas de nuestros pesebres. Hay que buscarlo entre los niños desnutridos que se han acostado esta noche sin tener que comer. Entre el lustrador que tal vez se ha ganado lo necesario para llevar un regalito a su mamá o, quién sabe, el vendedor de periódicos que no logró venderlos y recibirá una tremenda reprimenda de su padrastro o madrastra…”.
(Mons. Romero, homilía del 24 de diciembre 1979)

Navidad y la niñez masacrada
Hemos empezado el mes de diciembre, con vientos frescos, recordando un año más la cruel masacre contra las 4 hermanas Maryknoll, perpetrado en el año 1980, cuando el cinismo y la irracionalidad del poder dictadorial mandó a matar a estas 4 hermanas misioneras quienes atendían a la población más vulnerable que sufría el conflicto armado en El Salvador.
Y la semana siguiente, el 11 de diciembre conmemoramos la cruel de El Mozote, en la que fueron asesinados más de 986 niños y mujeres, bajo la política exterminista de “Tierra Arrasada”. Aquel año, mientras muchas niñas y niños se alegraban porque llegaba la Navidad, otros y otras fueron cruelmente asesinados. Y todavía ahora, 39 años después, los gobernantes ni siquiera quieren abrir los archivos militares para investigar a los responsables de tal masacre. Hasta el mismo presidente Bukele, quien al inicio de su mandato prometía hacer justicia, ahora cambió de opinión y en vez de defender a las víctimas, ofende a las organizaciones de derechos humanos y colectivos de víctimas.
¿Qué tiempo estamos viviendo nosotros ahora? ¿Cómo celebrar Navidad frente al cinismo de los poderosos que siguen defendiendo a los asesinos, ofendiendo a las víctimas?
Navidad y el culto al consumo
Otra realidad que caracteriza el tiempo de Navidad es la religión del mercado y la devoción al consumo. Los templos de ahora ya no son las iglesias, sino los centros comerciales, y el culto más importante lo brindamos al Black Friday y – justamente – durante esta época navideña.
Sus dioses, los del poder y del dinero todo nos quieren vender. Y nosotros sentimos que todo debemos comprar.
¿Pero qué pasa con quiénes no tienen dinero para comprar?
– A muchos nos ha pasado que nos hemos sentido mal, porque no hemos podido pagar ciertas cosas que queríamos, a veces ni siquiera un pastel para nuestro cumpleaños… Eso nos hace sentir excluidos. Pero una cosa es no tener lo mínimo para una vida digna y otra cosa, muy distinta, es consumir desmedidamente y creer que de esta forma nos compramos nuestra felicidad. Es como decía Eduardo Galeano: no llamar nivel de vida al nivel de consumo, ni llamar calidad de vida a la cantidad de cosas que podemos consumir.
Porque en el fondo, no somos nosotros quienes elejimos qué comprar – sino es el sistema del capitalismo con su culto al consumismo que nos seduce a cada rato y nos promete esta falsa alegría. Seguirá así, mientras no tengamos consciencia para salir del círculo asesino del dinero.
“Rico es quien puede dar más – no quien más tiene.” (dicho popular)
“Gracias a Dios que no solo existe una Navidad de tantas apariencias comerciales y de alegrías que son fugaces como la pólvora que se quema y no deja más que basura. Alegría de profundidad es lo que yo quisiera para todos los que estamos haciendo esta reflexión.”
(Mons. Romero, homilía del 24 de diciembre 1978)
¡Celebrar una Navidad-nuestra!
Este año, marcado por el COVID, que nos enseñó toda la fragilidad de la vida ante los efectos del capitalismo devastador, legitimado por los dioses del consumo, del poder y del dinero, debemos volver a los pesebres sin brillo, a los niños masacrados en El Mozote y a quienes crecen bajo tantas formas de violencia. Y debemos recordar que Dios mismo decidió nacer en esta misma condición, como descartado, diría el papa Francisco, en un cuerpo fragil, dependiente, humano. Por eso decimos que Dios nació en El Mozote
¿Cómo deberíamos entonces celebrar esta Navidad?
– Dar gracias a Dios por la vida que hemos podido mantener, porque muchas y muchos se han ido en este año… Pero no nos quedemos con eso. Debemos volver a crear un equilibrio desde nuestros cuerpos, nuestras relaciones sociales y con la madre tierra. Y así darnos cuenta que todas y todos somos tierra, que “todes” dependemos de “todes”.
¿Pero cómo cuidar a nuestra madre tierra, ante el desequilibrio ambiental, que crea sequías en unos años y en otros huracanes que hacen perder cosechas y vidas humanas?
¿Cuantas vidas cuesta la navidad? – ¿Cuántas mujeres han sufrido la violencia de sus agresores en casa durante esta pandemia? ¿Cuántas sobrevivientes siguen buscando a sus seres queridos, clamando justicia? ¿Cuántas personas han sufrido bajo los recientes huracanes en Honduras y Guatemala? ¿Son tan malos los huracanes o es mala la forma como hemos descuidado la tierra y a los pobres que viven en zonas vulnerables?
Dios nace en el pesebre de Belén y es perseguido a los pocos días de haber nacido por Herodes el emperador. Esta historia se repite. Pero Dios no ha dejado de nacer entre las y los más pobres y vulnerables. Porque escogió este lugar para ser Dios, para ser humano, para ser tierra y dar vida para todes.
*Les invitamos a mandarnos sus aportes y reflexiones (opiniones, cuentos, canciones, poesías…) en formato de texto, video, foto, audio al correo: acobamor.lalibertad@gmail.com o al Whatsapp: +503 6164-0479. Serán publicados en la revista comunitaria www.vosconvoz.org y en www.facebook.com/acobamor.